Entrevista con Facundo en Monterrey; él hablaba y yo grababa

Entrevista de Ignacio Villarreal publicada en la revista "Creatividad" de septiembre-octubre de 1976.

Facundo Cabral fue, hace algunos años, en su natal Argentina, dibujante. Ese oficio lo relacionó con la publicidad. Pero su camino era otro. Sin embargo, sigue siendo un observador de la publicidad; es algo que le gusta, que le fascina. Facundo admira a la publicidad; a la buena publicidad, por supuesto. Viejo amigo de Creatividad, cada vez que en su largo e interminable andar pasa por estas latitudes, no desaprovechamos la oportunidad de charlar. Y siempre pregunta con interés quizá más bien con cariño por la revista; y ahí caemos en la publicidad. Y nos cuenta anécdotas, o nos habla del cartel que acaba de ver en Madrid, en Tel Aviv o qué sé yo dónde. Depende de donde haya estado recientemente. Así fue como ahora quisimos aprovechar la visita a México de Facundo Cabral, y aunque sabemos de tiempo atrás que más bien le molestan las entrevistas, básicamente porque casi siempre ponen de su boca cosas que nunca dijo, y además porque lo que él tiene que decir pues lo dice en un teatro, en un auditorio o donde sea, a su público; pese a ello, repetimos, fuimos a la cita con grabadora. Ahí le externamos nuestro deseo de que esas cosas que siempre platicamos, sobre publicidad, valía la pena transmitirlas a nuestros lectores. Y he aquí el resultado de nuestra conversación con Facundo Cabral. No hay preguntas y respuestas, simplemente subtítulos, ya para cambiar de tema o para resaltar algo; esos corren por nuestra cuenta. Lo demás es lo que dice, lo que piensa, lo que siente, Facundo Cabral.

Hoy nosotros nos trepamos en un programa de televisión, o alguien se trepa en un cartel para vociferar algo que es mejor que lo que la gente estaba usando. Creo que es la gran tarea… aceptar ser el protagonista. Ir marcando y abriendo camino. No nada mas espectador.

Todos los oficios estan emparentados con la publicidad

Yo estuve directamente emparentado con la publicidad, por el dibujo, claro, pero todos los oficios están emparentados con la publicidad, porque siempre el ser humano ha tenido que pregonar algo, artísticamente, religiosamente, económicamente o de la manera que fuere.

El llamado de atención siempre fue un llamado de atención de la obra del hombre, para que los demás lo vieran. Ahí empezó el natural y libre comercio; luego fue el primer acto de una democracia absolutamente natural y libre comercio; luego fue el primer acto de una democracia absolutamente natural.

Todos somos publicistas. Porque no se puede evitar, cuando uno está con una mujer que te guste o que recién conoces, le coqueteas con tus mejores armas. Eso no deja de ser publicidad. Vas a hablar de los autores que sabes que le van a impactar, vas a repetir un verso que estás seguro que le va a impactar, le vas a invitar a tomar un café a un lugar que estas seguro que le va a gustar, y le vas a hablar de una película de Fellini porque sabes que le gusta Fellini. Y eso es nada más que publicitarse a sí mismo.

En todos los elementos está la publicidad. En la misma creación. La misma luz, es un llamado de atención absoluta, para que tengamos en cuenta las maravillas que ha puesto Dios para nosotros. El mismo sol es un acto de la más alta publicidad. Todo lo que no se canta, lo que no se muestra a través de la luz o de la belleza, no es visible, y si no es visible, no esta vivo; entonces, no puede compartir nada con nadie.

Por supuesto que hay bueno y hay malo. Hay la publicidad que pregona algo que no vale la pena y la publicidad que se puede pregonar hasta la salvación del espíritu, o de la compra de un producto que va a ser la felicidad del cuerpo, que es parte de la maravilla, la mitad del cuento divino, claro.

El mexicano grita desenfadado su cosa, desde la coca cola hasta una pulqueria

Es muy curioso, pero los carteles que he visto en la calle, más grandes, seguramente los he visto en México; también me llama la atención la generosidad del color, y eso quizá se deba a una influencia que todavía se tiene del sabio precolombino. La gran libertad de usar los colores como fuere. El descaro del tamaño de la publicidad es algo que está lleno de vida, pues yo no creo en la medida. Creo en la medida, si es la medida que rige una civilización inteligente, pero en la medida del cobarde no me interesa, es como creer en la castidad de la tonta. Bajo ningún punto de vista. O creer en la bondad del hombre que está preso y porque está encadenado no puede hacer ningún mal. No, en plena libertad, quisiera verlo eso. El tamaño de la generosidad. El mexicano grita su cosa, desde la Coca Cola hasta una pulquería, de una manera así, totalmente desenfadada. Y es bueno. Precisamente por desenfadado Van Gogh con su propio amor incendió el paisaje. Después pintaba su reflejo. Por eso vemos de Van Gogh lo que vemos, porque el paisaje no es nada más que el reflejo de sí mismo; él, incendiando lo que tenía fuera de él.

Con esto pasa algo parecido. La alegría. Si la publicidad nos pregona primero que nada, algo positivo. No puede ser a través de ningún elemento que no sea la alegría, el desenfado, de un bendito desenfado. Alzar la voz es un acto de desenfado. Propagar, es un acto de desenfado. Es una liberación. Y ese tiene que ser a todo color, por supuesto, y a todo tamaño.

El mejor acto de publicidad, el más interesante, digamos el menos personal la publicidad no puede ser personal, bajo ningún punto de vista, claro, es, estoy hablando a nivel ya de profesional, no de la publicidad natural que tiene la vida en sí. Lo más bello que conocí fue un señor francés, con el que anduve unos meses por América, que llevaba tizas de colores y pintaba bellísimas cosas en las paredes de las oficinas y en las fábricas. Por ejemplo “Que hacéis dentro de esas fábricas, si el sol está aquí, afuera”. Y en las oficinas ponían carteles que decían: “No esperéis, si estás esperando en vano, porque los principales azules son hijos de la alegría, y la alegría jamás entra en las oficinas”.

Creo que fue la publicidad más grande de la fé, de la libertad, que yo conocí en mi vida. Y lo hacía simplemente por una necesidad: de que todo mundo se liberara. Entonces un día le dije que él era una buena gente, que le interesa que todo mundo se libere. Y me dijo: “Yo lo hago por buen tipo, y es que a mí no me conviene que sean esclavos. En cuanto más esclavos hay, yo tengo menos amigos con los que compartir mi libertad”. El mejor negocio era que todos cambiaran para que tuvieran con quien compartir sus cosas. Fíjate que buena actitud.

Ferviente admirador de la publicidad americana

Yo soy un ferviente admirador de la publicidad y de muchísimas cosas americanas, hasta te diría: sí sé que Estados Unidos es un país, y es otra la moral, y a veces de una belleza terrible, o de una dudosa ética, ¿no?, pero dentro del país hasta el sistema en sí me atrae muchísimo. Porque hay un tremendo respeto al creador. Al individuo. Porque saben que a partir del individuo, hay sociedad. La sociedad empieza de uno hacia adelante, no hace la sociedad al individuo, sino el individuo a la sociedad. La publicidad más inteligente que he visto es sin ninguna duda la publicidad japonesa. Hablando de miniminorías. Pero hablando en el promedio masivo, sin duda alguna la americana.

Yo he comprado discos simplemente porque los han publicitado en una portada que lo menos que podía hacer era comprarlos; que más que escuchar al cantante era un aplauso al que había ideado la portada.

La primera vez que ví a Bob Dylan, cuando todavía no era un hombre tan famoso como es hoy, fue porque me atrajo una portada de un long play. Yo escuché a Joan Báez, la primera vez, por una portada de un long play. Y te aseguro que siempre fueron las portadas, más interesantes que todo lo que había dentro del long play, con todo el respeto que les tengo. Escuché a Leo Ferrer por una portada de long play…

Cambio de lee a levis por la publicidad

Yo no conocía, no sabía que existían los Levis. Toda la vida había usado pantalones Lee. Y compré Levis atraído totalmente por una publicidad de la que yo me sentía totalmente cómplice. Yo sentía que cada vez que hacían un aviso, estaban publicitando a Cabral, no a Levis. Porque tenían la misma filosofía ante la vida, que uno puede tener.

Y así con todas las cosas. Por ejemplo: nunca he visto una publicidad más asombrosa de automóviles que la que hacen en Estados Unidos. Bajo ningún punto de vista. Si hubiese sido rico, hubiera comprado un auto por semana, totalmente empujado por la publicidad.

Cuando la publicidad te crea la necesidad de algo mejor, es sensacional. Cuando la publicidad me convence que hay un automóvil que es mejor que el mío por un montón de razones, o por lo menos para mí, es sensacional, porque de pronto puede ser un consejero, porque está metido en el problema que uno no está ocupado porque tiene otras tareas, y me va a marcar qué es lo que a mí me conviene. Estoy hablando de la publicidad muy bien dirigida. Y en Estados Unidos es muy fácil encontrarla: material fotográfico deslumbrante, dibujantes deslumbrantes, modelos deslumbrantes, ideas deslumbrantes, para una sociedad que… mal o bien eso queda a criterio del que vea tu revista quizás sea la gran experiencia humana del siglo veinte.

Creo que si uno lleva la cifra, se multiplica la cifra hasta el lugar más inconcebible. Sí a eso le agrega el delirio, el bello delirio del creador, aceptar la bendita semejanza a todo nivel, desde la publicidad al espíritu, si yo junto todo eso, quizás haga los Estados Unidos del siglo veinte. Sin ninguna duda. Con todo lo que esto traiga de enojo para la gente que cree que el gringo es nada más que un explotador; el gringo es un creador, y ningún creador puede evitar ser injusto, por la propia velocidad con que vive. Para mí es injusto un señor que pasa con el Lincoln Continental porque yo voy en un Volkswagen. Pero la culpa no es de él, sino de que yo voy más lento en la evolución natural en la vida. El no tiene la culpa, sino que yo me he quedado atrás. Y esto me recuerda una anécdota: una vez me dijo un periodista en Venezuela que yo hablaba como desde una montaña; y le dije que no era así lo que sucedía era que cada vez que yo abría la boca, él se tiraba a la alcantarilla. No es culpa mía, es culpa tuya. Yo no estoy viviendo una buena vida simplemente para ofenderte, sino para provocarte a que te subas conmigo. Y va a ser una sociedad mejor. Incluso para mí será un buen negocio, como lo era para mi amigo, que los demás consuman lo que sea mejor, para tener más cómplices de lo mejor.

Jesus, un gran publicista

La evolución te exije el cambio permanente. La vida es un cambio permanente. Sí uno no respeta la evolución, no respeta la vida. Para los más veloces y los más audaces está toda la fiesta. Para los de abajo, está toda la desgracia. Se van a quedar con el humo del caño de escape, o del mofle. ¿El mofle, es?
El que corre se quedará con el horizonte adelante y toda la velocidad y toda la luz. Responsable de que el hombre se de cuenta, fundalmente es la publicidad.

Pocos publicistas, en el mejor sentido de la palabra, hubo como Jesús. Cuando Jesús se trepaba al monte a contar el verdadero programa de la vida como dijo un sacerdote en Tulancingo que es el Sermón de la Montaña.

Hoy nosotros nos trepamos en un programa de televisión, o alguien se trepa en un cartel para vociferar algo que es mejor que lo que la gente estaba usando.

Creo que es la gran tarea… aceptar ser el protagonista. Ir marcando y abriendo camino. No nada mas espectador.

La politica: un deporte menor y nocturno

La propaganda… eh!, claro!, ahí esta bien la palabra. En la política no se puede hacer publicidad, se puede hacer propaganda.

La política es un arte menor. No es un arte perdón estoy siendo muy generoso. Es un deporte menor y nocturno. La política existe, porque hay una mayoría que no decide por sí mismo. El individuo no necesita la política. No necesita que nadie lo dirija. De todos los sistemas que conozco, yo sigo prefiriendo el sistema solar. Regido por él, mi vida será omnipotente, porque soy hijo del omnipotente. Si yo tomo conciencia que todos y yo somos hijos, solamente que el que la va a gozar es el que sabe, porque se siente totalmente seguro.

A la política solamente se le puede vociferar, porque a la masa solamente se le puede convencer en forma altisonante, y con toda la demagogia. Lamentablemente los gobiernos se rigen por la mayoría. Digo lamentablemente, porque la mayoría va a votar, y como la mayoría no esta preparada para elegir bien, va a elegir siempre al mediocre. Y por eso nunca hay gobiernos inteligentes en ningún país del mundo, bajo ningún punto de vista. Puede suceder que en algún país, con una cierta cultura, la elección sea un poco mejor. Pero no sé en cuál.

A la política se le debe gritar. La propaganda es gritar. La publicidad es superior. Yo no puedo defenderte bajo ningún punto de vista, eligiendo por tí y exigiendo por tí. Pero sí te puedo sugerir, como es el arte, otra forma de la publicidad. El arte no es narrar el árbol como es, porque ya está creado. El arte es que yo te narre lo que me sugiere el árbol. Que mediante esa sugerencia, metafóricamente, te acerque a esa realidad que es el árbol.

Con esto pasa igual. Creo que hay política, porque hay masas. Hay masa porque no hay individuos. Claro, y eso es obvio, al no haber individuos, no hay vida. La masa es una abstracción, es una vaga nube en una especie de smog, que ha dificultado constantemente la evolución del ser humano, que ha dificultado la obra de unos pocos que han trabajado, como muchos sin que se den cuenta que era para ellos toda esa obra.

Si los creadores se pusieran en huelga el mundo moriria de hambre

La mayoría hace lo que no le gusta; por lo tanto se está estafando a sí misma. Es tan colonialista, como los colonialistas, o los que abusan. Un hombre que hace lo que no ama, no tiene derecho a compartir nada con un hombre que hace lo que ama. ¡Nada! Por eso el único privilegio que tiene es la tristeza, la nostalgia, el localismo, la posesión, los celos... todas las aberraciones que aparecen cuando el hombre está absolutamente fuera de sí, cuando es esclavo, ni siquiera de sí mismo, sino de una sociedad; de una sociedad tan mediocre como él, que no es mejor porque no ha aceptado el reto de una minoría que lo haría mucho mejor si fuese posible que esa mayoría apoyara lo que hace esa minoría. Hay demasiados ejemplos.

Hay pocos creadores. Ayer le decía a un periodista: "qué sucedería el día que hagan huelga los creadores? ¿Qué pasaría con la humanidad?" Se moriría de hambre en quince días. Hay una minoría que hace cosas porque acepta la creación constante, la bendita semejanza con un creador. Y te lo dice la palabra. Y la mayoría que se exige trabajar en lo que no le gusta, sufriendo pata ganar un peso y poder consumir lo que creó el creador. Si se creara por sí mismo, se daría cuenta que la creación y la vida es absolutamente gratis, y no habría que trabajar. Simplemente hacer lo que uno ama, y eso no es trabajo. Eso es una bendición. Ahí creo que está la felicidad.

La importancia de que la gente sepa que es la publicidad

Me gusta la idea(N. de R. aquí Facundo se refiere a la labor de creatividad como revista especializada), de que la gente sepa qué es la publicidad. Es otra forma de arte. Como hace algunos años se comenzó a aceptar la fotografía como otra forma de arte. La publicidad no es un mero oficio al servicio del consumo, nada más. Es un arte. El consumo también es un arte si uno sabe elegir. Porque yo puedo consumir Modigliani, y puedo consumir cultura, que es un arte, y puedo consumir un buen vino que es un placer, y el placer es una de las cosas fundamentales de la belleza. La belleza es un arte. El hecho sexual. Puedo consumir la sed, a nivel sexual exclusivamente, porque estoy preparado o sensibilizado, y lo voy a hacer con una mujer que esté preparada y sensibilizada. Entonces es el mejor comercio que puede existir, al mejor nivel.

Que la gente conozca que hay otra cosa detrás de un cartel, es absolutamente importante. Porque entonces, cuando conozca lo que hay detrás de un cartel, es posible que al saber eso, también mañana conozca lo que hay debajo de su chaqueta. Es muy posible.

La publicidad puede lograr que esta sociedad sea una fiesta

Un individuo que se desnuda ante la sociedad, está mostrando más que toda la humanidad. Un individuo que levanta la voz, está hablando por todos los hombres. Porque no somos tan diferentes, en el último de todos los casos. En el primero sí. Es lo que dice la vieja canción: una mujer que duerme sola, es la verguenza de todos los hombres. Y hasta que haya un solo hombre que siga viviendo en la sombra, todos los hombres están condenados a ser profetas. Y uno de los caminos, claro, es la publicidad. Pero si la gente no conoce que detrás de la publicidad hay todo un motor de una creación absoluta, nunca va a tener respeto por la publicidad; nunca va a saber de qué se trata. Un cartel no es solamente un cartel, es un llamado de atención, es un ser vivo, que está pregonando algo, está vivo. Quizás a lo mejor el espíritu de ese cartel sea mucho mejor que mucha gente que está caminando. Es muy posible.

Si todo mundo vociferara lo que es, o anunciara lo que quiere anunciar, nos conoceríamos todos perfectamente, y no existiría la hipocresía, y esta sociedad sería una fiesta. Uno de los responsables, el día de mañana, de que eso pueda suceder, quizás fundamentalmente, sea la publicidad. Estoy totalmente convencido.